20 mayo, 2012

Un color: verde.


Debería haber estado preparada para este momento...,debería haber sabido en las condiciones que llegaba. PERO, o no lo sabía o no lo quería saber.
Tras dos meses perdida por el desierto del Sáhara, navegando por los siete mares, y escalando el Everest, llego a casa sedienta y moribunda, con la esperanza de que nada en mi vida hubiese cambiado. Pero, tanto tiempo fuera de casa pasa factura... Llegas y nada sigue igual. Todo ha cambiado. Polvo por todos lados, la cama sin hacer, ropa por lavar, secar, planchar y guardar, comida que comprar, trabajos por hacer, y una infinidad de cosas más...

ESO, fue todo lo que vi ayer. Bueno, creo que me quedo corta... No competía desde el 4 de marzo. Fue la última medalla, fue la última alegría que me siguió llenando de ilusión y ganas, de sueño y ambición, de fortaleza, lucha y constancia... Todo ello ha ido desapareciendo poco a poco desde el día que me fui de casa, desde el día que me lesioné...

Fueron dos meses de aventura, de pedaleos por el Monte Guruguru, de nados por el Lago Titicaca, con algún susto que otro por la selva amazónica. Pero por fin llegué a casa, fue un viaje largo y duro. Fue una prueba psicológica que creo que he superado con creces. En todo momento sabía lo que me encontraría al llegar, sabía lo duro que sería todo, la de cosas que tendría que hacer para que todo comenzase a normalizarse. Y no huí, AQUÍ ESTOY, sabiendo todo lo que queda, pero plantando cara. Soy una luchadora, el destino me ha jugado muchas malas pasadas, me ha puesto a prueba numerosas veces y siempre he sido capaz de resolverlas.

Que quede bien claro: "HE VUELTO A CASA", con la misma ilusión, con las mismas ganas. Con un sólo camino a seguir: la CONSTANCIA. Esa palabra será la clave de mi éxito, acompañada por el color VERDE, que no sólo representa en mí la esperanza, sino también seguridad, resistencia, ambición... Palabras FUERTES, que me ayudan a crecer y a seguir por ese camino, sin desviarme a ninguno otro, pues sólo ése es el correcto.