26 junio, 2013

Reflexión.

Acabó la temporada 2012-2013 y es ahora cuando me doy cuenta de lo rápido que ha pasado todo. Me pregunto... ¿Qué he hecho esta temporada? No hay nada que se me venga a la cabeza. ¿Por qué? Ningún objetivo conseguido. Quizás porque hayan sido objetivos altos, o no... Quizás porque haya soñado más de la cuenta, o no... 



¿Qué pasó para que no saliera nada? Vosotros no lo sabéis, pero yo sí, y muchos de los que vivís mi día a día también... Ya no es una escusa, ya es un gafe que llevo encima: "las lesiones"

Primero en mi lucha para ir al Europeo de cross, eso que tanto ansiaba, y que cuando prácticamente lo veía hecho... rotura del recto abdominal. ¿Cómo una fondista se puede romper ahí corriendo? Ni idea, no me preguntéis, pero ya van 3 veces... Esa lesión fue una tortura, porque a partir de ahí comenzaron a desencadenarse varios hechos que marcarían mi temporada... 


Empezó con un invierno difícil, ya no sólo en cuanto a lo deportivo, con dicha lesión o un porrazo curioso en la rodilla, si no en lo personal. Era una época difícil, a la que encima se juntaron los exámenes finales, una gran Programación de Aula que me torturaba cada día, y las prácticas externas de fin de carrera, además de un gripazo con problemas de jaqueca...

Poco tiempo me quedaba para salir a correr, intentando salir al menos a las 9 o 10 de la noche, y si a eso le juntamos la apatía y las emociones negativas vinculadas al momento... Pero ahí estaba él, mi novio, para darme un empujoncito y ayudarme en todo lo posible. Gracias a ti pude seguir corriendo, al menos para mantenerme algo. Gracias a ti pude seguir teniendo esa llama encendida, esa llama necesaria para correr, esa mínima esperanza de que todo, todavía, podía salir bien.



Y llegaron los Campeonatos. Decidí olvidarme de PC porque mi fortaleza mental estaba por los suelos. Comencé a vincularme poco a poco, con la mala fortuna de volver a sufrir otra lesión... la cuál persiste aún, sin saberse lo que es... o fascitis, o tendinopatía del tibial posterior o "algo" misterioso que se encuentra en mi pie, pero que no aparece en una ecografía.


Los dolores eran espantosos. Odiaba terminar de entrenar y sentir un enorme dolor en el pie. Odiaba levantarme y volver a sentir ese dolor, persistiendo cada día, machacándome física y psicológicamente. Conseguí, a pesar de ello, proclamarme Campeona de Andalucía de Cross obteniendo el pase para poder participar en el Campeonato de España de Cross por Federaciones en el que, por supuesto, no podía faltar una lesión, así que volví a sufrir una microrotura del recto abdominal, exactamente en la misma zona. Algo bueno pasó ese invierno, y es que al menos pude participar en el Campeonato de Cross por Clubes poniendo mi granito de arena para que el A.D. Marathon se proclamase Campeón de España en Promesa Femenino, además de ser, individualmente, 3ª Promesa.

Tras ello necesitaba un parón, un momento de relax, de reflexión, de pensar las cosas porque, a pesar de "poder entrenar", no me encontraba bien y la lesión no mejoraba ni mucho menos. Llegó una semanita de reposo, de programar las cosas y de tener claro lo que hacer. La lesión parecía mejorar, pero se quedó en eso... Llegó el día de retomar los entrenamientos con el objetivo de poder estar representando a España en el Campeonato de Europa Sub-23, en 1500ml. 

¿Qué pasó? Vuelta lo mismo, dolor tras dolor. Pero una cosa tenía clara y es que iba a intentar llegar a mi mejor nivel para poder representar a España. Las ganas me pudieron y decidí entrenar con dolor. Pude participar en la Liga de División de Honor, corriendo un 800ml bastante bien tácticamente y con muy buenas sensaciones, aunque el dolor me recordaba la lesión. Me sirvió de apoyo para seguir entrenando ilusionada, con la esperanza de que todavía podría lograr mi sueño.

Pero llegó un Campeonato que me marcó el resto de la temporada: el Campeonato de España Universitario. Tenía que volver a pasar algo, de nuevo gripe... Aún así salí decidida, convencida porque los entrenamientos marcaban buenos tiempos, aunque siempre iban cogidos con pinzas pensando en la lesión. La competición dijo lo contrario. Ni buenos tiempos, ni buenas sensaciones, ni mejora. Todo lo contrario: más dolor, más lesión.




¿Qué hacer? Si tenía un mes y poco más para intentar la mínima Europea y poder salvar la temporada. Reflexioné y pensé, dándole vueltas a todo y, al fin, decidí preparar en este período de tiempo tan escaso la prueba de los 5000ml. Eran tiempos de paso más lentos, no importaba tanto las series rápidas, no importaba tanto el gimnasio y los clavos, todas esas variables que hacían que mi pié se quejase siempre. Todo eso fue fuera, y me centré en el 5000ml.

Con el paso de los días el pie mejoraba o, al menos, no sentía tanto dolor. Estaba cómoda en los entrenamientos. Podía mantener una "continuidad y constancia" que antes no podía.

Y llegó el día, tenía la oportunidad de lograr la mínima en el Meeting Iberoamericano de Huelva. Estaba segura de que lo lograría, pero mis piernas decían lo contrario. No se encontraban bien en el calentamiento, y menos aún compitiendo. La sobrecarga de las últimas semana pasó factura. Día para olvidar.

En esa misma semana pude competir en los 1500ml. en el Campeonato de España por Federaciones. Todo un honor poder participar en esta competición. Siempre me empuja a seguir adelante y más aún viendo a Andalucía subirse al tercer cajón del podium.

Tras los finales de exámenes y mi Graduación quedaba un intento. Una última oportunidad para hacer la mínima. Todo el mundo sabe que lo intenté. Llegué descansada, con ganas y apoyo. Con mi padre y entrenador delante, y mi novio empujándome a cada paso del 400. Hasta mis amigas de la Uni vinieron a verme. Iba en volandas... hasta el 3000ml. El paso fue bueno, 9'57, pero todo quedó en vano. Las condiciones sabíamos que no eran las más adecuadas: Carmona (Sevilla), 20.00h, 36º, viento y calor. Todo influyó, junto con mi lumbago, para que a partir de ese momento la mínima se me escapase de las manos. Lo dí todo para terminar la prueba y los que estuvisteis allí bien lo sabéis.

Finalmente un 17'06"85 que me sabe a poco, pero que también sabe a mucho porque las he pasado "canutas" desde Enero para poder decir, a día de hoy, que voy a poder participar este fin de semana en el Campeonato de España Promesa, a celebrar en Mataró. Lucharé por las medallas, eso lo tengo claro. Al igual que también digo que todo puede pasar. No me deis por hundida, porque no lucho por un bronce. Voy con todo, pase lo que pase. Es el final de mi temporada y, tras todo lo sufrido, la voy a terminar haciendo lo que mejor se me da: correr, luchar y sufrir

Hagan apuestas, porque estoy muy loca.




¡Hasta pronto!